domingo, 4 de noviembre de 2012

Un año de aprendizaje continuo

        Es evidente que hace mucho tiempo que no escribo, los más observadores se darán cuenta de que llevo sin escribir más de un año. Si dijera que ha sido por falta de tiempo, no estaría mintiendo mucho, y es que he hecho muchas cosas durante ese tiempo, pero siendo sincera, ¿me ha sido imposible encontrar un momento en el que escribir? La respuesta es más que evidente, NO.
A pesar de lo evidente de la respuesta, este tipo de "excusa" es popularmente conocida y usada, sin mencionar lo aceptada que es por las personas a las que se les está dando.

   Dejándo de lado este tema, lo que venía intentando decir es que después de tanto tiempo durante el que he estado tan "ocupada" que no he escrito, he hecho muchas cosas que me gustaría dejar reflejadas en este blog. La verdad es que no sé si serán de mucho interés para las personas que puedan leerlo, pero como para mí lo son y tengo la suerte de tener este espacio para escribir, pues voy a molestar un poquito haha.

    Como dije en el último post, estuve en Noruega viviendo desde Agosto del 2011 hasta Diciembre del mismo año. He de mencionar que fue una de las mejores experiencias de mi vida, en la que aprendí muchísimas cosas sobre amistad, amor, política, Estado de Bienestar, independencia, economizar... Podría contar mil cosas sobre mi estancia allí, pero no siento que sea el momento, y cuando alguien cuenta algo, tiene que sentir que es el momento para contarlo, no se puede forzar a nadie a hacer algo, porque entonces no le saldría de dentro y no tendría el mismo significado.

     En fin, cuando volví de Noruega estaba triste, muy triste. La verdad es que lo pasé bastante mal porque lo echaba mucho de menos, quería seguir viajando y conociendo gente, culturas, además de visitar a los buenos amigos que hice en Bodo. El problema era que tenía que acabar lo que había acabado, la universidad, el examen de inglés, las prácticas... Fue como cuando tienes un sueño genial de esos de los que aunque no te acuerdes abres los ojos con tan buena sensación que al despertar caes de pronto en la realidad y es como estamparte de pronto contra una pared que ni habías visto.

Durante los últimos meses de mi carrera universitaria, me daba ánimos a mí misma pensando que después sería libre de irme a donde yo quisiera y comenzar una vida nueva en el extranjero viviendo nuevas aventuras, que es lo que siempre había querido. Nuevamente me volví a despertar de un nuevo buen sueño al darme cuenta de que no sería tan fácil como acabar la carrera e irme, puesto que hay unos cuantos factores más a tener en cuenta como por ejemplo el dinero. Qué ingenuos somos a veces y como nos gusta taparnos los ojos y soñar, ¿verdad?


         En fin, decidí irme a hacer una parte del Camino de Santiago con unos buenos amigos que como no conocí en Noruega. La verdad es que fue otra de las experiencias de mi vida. Aprendí muchas cosas de personas que conocí durante la etapa que hicimos desde Zubiri hasta Burgos. Además conocí más a fondo a aquellos ya buenos amigos y adquirí nuevos conocimientos que se quedarán para siempre conmigo. Pero una vez más tuve que despedirme de unas personas tan cercanas a mi y a las que nunca sé cuando volveré a ver, a pesar de que me pasaría la vida con ellas. Me recordó mucho a Noruega y volví a pasarlo mal. De todos modos, lo peor de todo no fue no verles, si no volver a la sociedad en la que vivimos, en la que lo más importante es consumir, el tener frente al ser... Debo añadir, que mis expectativas de futuro seguían siendo bastante negras puesto que no sabía que iba a hacer y eso no me ayudó nada.
Por todo esto, dos semanas más tarde decidí volver a Burgos por mi cuenta y acabar el Camino que había comenzado tan bien acompañada. Cogí un autobús y en cuanto me bajé comencé a andar. Recuerdo aquél primer día, lo sola que me sentí (estaba acostumbrada a hacer el Camino con amigos) y lo pasé mal. Pero pronto conocí a más peregrinos que sin dudarlo caminaron a mi lado. De todos modos caminé mucho sola, y eso me dio la oportunidad de pensar mucho y de llegar a conocerme mejor, de pensar en lo que quiero y en lo que no quiero y en descubrir qué mejorar de mi forma de ser.
Creo que a veces a las personas nos da miedo estar solas porque la soledad nos obliga a reflexionar, y hay veces que no queremos pensar en ciertas cosas, porque nos da miedo hasta donde podemos llegar, el daño que esos pensamientos nos puedan hacer y si seremos capaces de soportarlo o no. De todos modos y aunque verdaderamente algunos pensamientos fueron más duros que otros, no me arrepiento de haber tenido esos momentos, lo que es más, los agradezco porque sé que los necesitaba para seguír adelante. Es curioso los estragos que puede causar el miedo. Es, en mi opinión, una de las peores armas que puede usar una persona contra otra, puesto que es la más cruel también. Dicen que la persona libre de miedos será una persona libre.
Pero, ¿a qué precio puede una persona estar libre de miedos? Para mí, un miedo evidente en cualquier relación humana es perder a los seres queridos, es también el miedo más valiente, por ello, una persona libre de miedos es aquella que rechaza relaciones profundas con otros seres humanos. Entonces, ¿nos da la libertad la felicidad?
En mi opinión no es así, puesto que la felicidad es sólo real cuando se comparte, y sin relaciones estrechas con otras personas, eso no se consigue. En fin, son unos pensamientos bastante relativos supongo, y no dudo en que muchas personas pensarán de diferente manera.


    Siguiendo con lo que iba contando, durante el Camino que hice sola conocí a muchas personas que me enseñaron infinidad de cosas y que me inspiraron mucho. Aprendí que la vida es más fácil de lo que pensamos, de hecho, somos nosotros y nosotras los que la hacemos difícil. Necesitamos muchísimo menos de lo que pensamos, y cualquier cosa que otros piensan que es "basura" sirve para crear nuevas cosas que podemos usar, sólo hay que agudizar el ingenio, lo cual es bastante divertido además. También aprendí que hay más gente buena de la que pensaba en el mundo (cuando estás mal piensas que no hay muchas cosas buenas, pero eso no es verdad) y que es mejor ir siempre con una sonrisa en la boca por la vida. Lo más importante es darte cuenta de que todas las personas tienen la capacidad de enseñarte algo nuevo sin importar la edad, la cultura, el sexo, los estudios... Sólo hay que estar abierta y saber ver.

     A pesar de todo esto, una vez más volví de nuevo a la sociedad y al de un tiempo aquí, volví a darme de bruces contra la maldita pared. Esta vez parece que el golpe ha sido más fuerte que el anterior, puesto que sigo con los moratones. He pasado de hacer muchas cosas a no hacer nada por no encontrar un trabajo o una forma de seguír adelante. Eso no quiere decir que deje de intentarlo, sólo que gracias a la situación en la que vivimos hoy en día, personas como yo nos replanteamos para qué nos hemos preparado tanto si ahora no importa y no sirve para nada. Está claro que es una visión muy negativa y pesimista, que nada tiene que ver con la realidad puesto que todas las cosas que aprendemos durante la vida son importantes, pero no es nada difícil llegar a ese tipo de pensamientos cuando llevas tiempo en la misma situación. Sientes que todo el mundo a tu alrededor sigue hacía adelante, y que tú en cambio te quedas atascada, viendo que el futuro pensabas tan fácil y evidente se disipa y oculta detrás de un niebla tan densa que piensas que nunca desaparecerá.
Lo único que me anima es saber que esto no puede durar mucho si sigo intentándolo y que por lo menos tengo buena salud y gente a mi alrededor.

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